Aunque hace más de dos años que empezó, la crisis sigue instalada y fuerte en la economía real. La pasada semana un amigo, responsable de la Administración de una empresa industrial de 25 trabajadores, me comentaba que la plantilla iba a quedar reducida a la mitad, después de agotarse el ERE temporal y pasar a ser de extinción de empleo definitivo. Sin embargo, decía: “lo peor es que a pesar de esta reducción, con la actual debilidad de la demanda, los pedidos siguen siendo insuficientes para mantener los empleos restantes”.
¡Ese es el gran problema de las empresas! La demanda interna es muy débil pero tampoco va a mejorar a corto plazo, dada la elevada tasa de desempleo. Podemos correr el peligro de instalarnos en un círculo vicioso, a más desempleo menos demanda y a menos demanda más desempleo. Los Directivos de las Pymes tienen que salir de ese círculo sabedores que la solución no puede venir por el mercado interno.
De ahí que, la inmensa mayoría de los analistas económicos, por no decir todos, e incluyendo al Gobierno, insistan en que desde la perspectiva de la Pyme española, la INTERNACIONALIZACIÓN de su actividad tanto operativa como estratégicamente, es casi la única vía de salida. Máxime cuando también se constata la recuperación de las economías externas.
Sin embargo, entre los Directivos de las Pymes existe una combinación de falta de visión estratégica internacional y miedo a enfrentarse a la frontera que representa. Cuando la realidad es que, hace ya tiempo que están compitiendo en esa frontera que representa una economía globalizada e internacionalizada aunque sólo vendiesen en el mercado interior.
Por lo tanto, el mensaje claro es que no hay opción, o se internacionalizan o las internacionalizan, pero, además, porque la economía española tardará más en reactivarse y, porque existe margen de maniobra. En efecto, solamente 40.000 empresas españolas exportan con regularidad cuando existen más de 2 millones y el 75% de las exportaciones va a países de la UE. Por lo tanto, es muy probable que si vendemos a nuestros vecinos también podamos hacerlo a otros países, incluso con mayor facilidad.
En definitiva, desde mi visión fronteriza de la internacionalización, insisto que la estrategia más rentable que actualmente pueden poner en marcha las Pymes para salir de la atonía en la que se encuentran, es desarrollar objetivos y estrategias de internacionalización. La clave es empezar por convencerse que será difícil encontrar las oportunidades en el mercado interior y luego perder ese miedo que es consecuencia del desconocimiento. Existen abundantes apoyos tanto públicos como privados.
Ahora bien, también hay que pedir que las entidades financieras colaboren para facilitar las ventas en mercados exteriores mejorando su financiación. Sobre todo, cuando parece que la crisis financiera está encauzada, los bancos empiezan a ganar dinero y el riesgo de crisis sistémica ha desaparecido. Ya veremos si están a la altura cuando todos sabemos que la mejora de su situación es consecuencia directa de la ayuda recibida.
Además, el trabajo en grupo es consultancial a las empresas y organizaciones pues, no en vano la organización surge cuando uno sólo no puede producir o prestar un servicio.
Por otra parte, la productividad es la base de la competitividad empresarial. Es más, en el contexto de la actual sociedad de los conocimientos, se apoya más en las ventajas competitivas (innovación, aprendizaje y cooperación) que en las ventajas comparativas (calidad, costes, atención al cliente) y por lo tanto, podemos decir que el trabajo en equipo o colaborativo es al siglo XXI como la calidad fue al Siglo XX.
Tratar de hacer visible esta capacidad es la aportación de este post, lo cual es posible apoyándose en el último capítulo de El Aprendiz. Puedo decir que en esta ocasión me gustó mucho el programa.
Desde luego, no sé lo que pensaréis los lectores del post, pero lo que es evidente es que el cambio de actitud de Benjamín fue esencial para mejorar los resultados de los grupos. Y lo más importante, este cambio se produjo sobre la base del RESPETO y la responsabilidad (salvo en un caso), lo cual propició grandes beneficios individuales y de grupo en forma de resultados.
Primero el cambio de actitud de Benjamín, transmitió RESPETO hacia las cualidades del resto de los participantes, lo cual a su vez favoreció el reconocimiento, en su grupo, de sus grandes aptitudes profesionales y como resultado se generó un ambiente de aprendizaje y perfeccionamiento de todo el grupo, que permitió distribuir las tareas en función de las mejores capacidades de cada uno. Y en eso brilló el protagonista (gracias a su exposición se vendió un paquete de servicios más caro y fue comprado por más clientes y gracias a su negociación con el proveedor se obtuvieron mayores beneficios en la venta).
Segundo, también muy importante, su autoexclusión anterior a la prueba, desactivó el posible conflicto de intereses, pues nadie se sintió amenazado por el despliegue abrumador de capacidades de Benjamín. Fue suficiente para propiciar la creación de un ambiente “win to win” basado en la Confianza, siendo clave para ejecutar con eficiencia las decisiones tomadas.
Sin embargo, ello no fue suficiente para que su grupo ganara la prueba, pues precisamente la falta de responsabilidad y colaboración entre Elena, como especialista en turismo, y la líder del grupo, afectó al resultado final, hasta el punto que Elena fue eliminada con razón.
En definitiva, el “malísimo de Benjamín” se convirtió en el principal “culpable” de haber generado un ambiente de trabajo en equipo y por lo tanto, en el gran líder póstumo del trabajo colaborativo, lo cual fue sorprendente.
Una gran lección para todos los Directivos y gestores que funcionamos con estereotipos, que somos incapaces de esperar cambios en las personas y sobre todo, de valorar políticas blandas como el trabajo en equipo para conseguir grandes resultados.
El pasado Lunes día 5 la Sexta emitió el segundo capítulo del
Aprendiz, un programa, con formatos semejantes a los clásicos “Gran Hermano”, pero
trasladado al mundo de la gestión empresarial.
El objetivo es seleccionar un aprendiz/junior, que será el último que no sea eliminado de 15 participantes entre hombres y mujeres. Su premio consistirá en poder trabajar con el famoso publicista Luis Bassat, que al mismo tiempo participa activamente y toma la decisión final, entre tres participantes “nominados”, de señalar aquel que debe abandonar el programa.
No pude ver el primer programa, pero si soy seguidor de ncuentra donde su último post de 30 de Septiembre comenta ampliamente su primera emisión.
Me imagino que los peajes de la Televisión son insalvables, pero confieso que no me gustó nada el programa, tanto su contenido como sobre todo su mensaje. Lo más grave es que el mensaje es lanzado por uno de los Profesionales españoles más reconocidos en publicidad y por lo tanto, con gran capacidad de impactar.
En efecto, Luis Bassat en su programa lanza un mensaje global demoledor: el primer día “decide despedir –eso sí, valorando su honradez por admitir el error-“ a un participante y el segundo día de la misma forma decide despedir a un participante, en este caso valorando su “actitud ética encomiable” y en contraposición a un participante con un clásico liderazgo autoritario, agresivo, prepotente e incapaz de generar ambientes de trabajo colaborativo.
Creo que la imagen inicial de presentación del programa nos retrotrae a una época que fue “antes de ayer” con cierto sabor a “yuppis”, lo cual anticipa lo que va a venir. Es decir, refuerzo del esteriotipo del gestor agresivo con formas de gestión ancladas en el modelo de los últimos quince años, cuyo efecto más pernicioso es la
grave crisis financiera y económica que padecemos y que sólo ha hecho que empezar.
Por el contrario, aquéllos que ejercen un liderazgo más rompedor con el pasado reciente, y apoyado en valores de honradez, transparencia y ética para evitar que el fin justifique los medios y por lo tanto, podamos impulsar un modelo de gestión sostenible, son despedidos.
Espero que este errático comienzo pueda subsanarse en próximos capítulos, pues el mismo Luis Bassat advirtió al participante más representativo de ese modelo de gestión, que si no cambiaba su actitud no llegaría muy lejos en su programa.
En definitiva, destacar que cuando muchos profesionales de la gestión nos esforzamos por aprovechar la llegada de la Web Social para volver a la carga y tratar de aprovechar su potencialidad para cambiar los modelos de gestión, este programa es un mal acompañante.
Por último, por lo que se refiere al contenido se apoya en una gestión más centrada en las ventajas comparativas (calidad, costes, servicios) que en las ventajas competitivas (innovación, aprendizaje y cooperación) más propias de la era del saber y de los conocimientos y por lo tanto del presente y futuro, donde verdaderamente lo importante son las personas capaces de trabajar en equipo.