La INNOVACIÓN SOCIAL: una oportunidad para actuar en el medio rural
Quizá el único consuelo que nos queda es decir aquello que “no hay mal que por bien no venga” o también recordar el concepto chino de crisis: peligro y oportunidad. Esa es la impresión que tengo cuando me sitúo en las políticas presupuestarias actuales en general y más en la política presupuestaria de la Generalitat Valenciana, esta última además lastrada por el problema de la infrafinanciación.
Bueno, ante esta situación, caben pocas alternativas pero si hay alguna: primero romper con lo anterior, no cabe la continuidad, es materialmente imposible, por muchas razones, pero también porque no hay recursos, con lo cual es imposible seguir por los mismos caminos para mejorar y, segundo pues, entender esta complejidad, explorarla y convertirla en una oportunidad para impulsar una nueva estrategia, que en ese contexto, debe ser “más arte que planificación” y por lo tanto, debe estar ligada al ejercicio radical y audaz de la creatividad y de lo nuevo, contando con las personas como recurso principal.
No obstante, para aplicar el Plan de Desarrollo Rural – PDR, 2º pilar de la PAC, tenemos algo de recursos, en total 450 millones de euros para el periodo 2014-20, que como estamos en 2016, algo más hay e incluso podríamos “ilusionarnos” si pensamos que son 74.873 millones de las antiguas pesetas (una cantidad enorme para los que hemos trabajado durante muchos años en pesetas). En cualquier caso esto debe distribuirse en 6 prioridades, de las cuales me voy a centrar en la última que tiene o debe tener que ver con los Grupos de Acción Local y la Innovación Social, es decir con el cambio de actitudes de las personas, que son el capital más importante con el que se puede contar.
La INNOVACIÓN SOCIAL puede ser definida como el desarrollo e implementación de nuevas ideas (productos, servicios y modelos) para satisfacer las necesidades de las personas, crear nuevas relaciones sociales y ofrecer mejores resultados.
Innovaciones sociales son aquellas que no sólo son buenas para la sociedad sino que mejoran la capacidad de actuación de las personas para hacer frente a los desafíos sociales que necesariamente debe afrontar el PDR de nuestra Comunitat (demografía con migraciones y envejecimiento, tendencias ambientales, la comunidad y sociedad digital, la pobreza, la salud y el bienestar o los bienes y servicios éticos) y que son cada vez más percibidos como oportunidades para la innovación.
Por todo esto, sería deseable un cambio en la gestión de las políticas de la Administración para impulsar una innovación social valiente y líder dentro y fuera del sector público y tenemos una OPORTUNIDAD empezando por considerar que la contribución a la innovación social fuese uno de los criterios importantes a considerar para seleccionar a los Grupos de Acción Local que tienen que actuar en el medio rural.
Por ese camino se empezaría la necesaria ruptura con las políticas anteriores, pues tenemos que convertir la innovación social en la herramienta capaz de integrar los grupos de interés para afrontar las necesidades y los problemas sociales de las personas de forma más eficiente y empleando menos recursos (porque no los hay y tenemos que buscar los ociosos o subutilizados), lo cual sólo se puede hacer a nivel local.
Por esa razón, los Grupos de Acción Local deben ser el instrumento para movilizar a los actores locales y crear respuestas localizadas a los retos que plantea la innovación social en el medio rural.
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Creando espacios de participación |
Unas respuestas localizadas que podrían encauzarse trasladando al PDR de la Comunidad Valenciana o más bien a la organización de los Grupos de Acción Local en el medio rural, la filosofía del programa Urban Innovative Actions – UIA, lo que debería pasar por adaptar lo temas de ese programa impulsor de la “audacia social innovadora” al medio rural. Desde luego en este caso empezando por un tema que, e mi opinión debería ser el más importante: CONECTAR EL MEDIO RURAL Y URBANO, como una forma de generar vínculos capaces de ampliar las capacidades humanas, que tiene en abundancia la ciudad, pero también materiales relacionados con los Fondos europeos estructurales, los cuales están más dotados al destinarse a una mayor población.
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