La victoria póstuma de un líder: Respeto Mutuo para conseguir Resultados abrumadores en grupo
14.10.2009
Por otra parte, la productividad es la base de la competitividad empresarial. Es más, en el contexto de la actual sociedad de los conocimientos, se apoya más en las ventajas competitivas (innovación, aprendizaje y cooperación) que en las ventajas comparativas (calidad, costes, atención al cliente) y por lo tanto, podemos decir que el trabajo en equipo o colaborativo es al siglo XXI como la calidad fue al Siglo XX.
Tratar de hacer visible esta capacidad es la aportación de este post, lo cual es posible apoyándose en el último capítulo de El Aprendiz. Puedo decir que en esta ocasión me gustó mucho el programa.
Desde luego, no sé lo que pensaréis los lectores del post, pero lo que es evidente es que el cambio de actitud de Benjamín fue esencial para mejorar los resultados de los grupos. Y lo más importante, este cambio se produjo sobre la base del RESPETO y la responsabilidad (salvo en un caso), lo cual propició grandes beneficios individuales y de grupo en forma de resultados.
Primero el cambio de actitud de Benjamín, transmitió RESPETO hacia las cualidades del resto de los participantes, lo cual a su vez favoreció el reconocimiento, en su grupo, de sus grandes aptitudes profesionales y como resultado se generó un ambiente de aprendizaje y perfeccionamiento de todo el grupo, que permitió distribuir las tareas en función de las mejores capacidades de cada uno. Y en eso brilló el protagonista (gracias a su exposición se vendió un paquete de servicios más caro y fue comprado por más clientes y gracias a su negociación con el proveedor se obtuvieron mayores beneficios en la venta).
Segundo, también muy importante, su autoexclusión anterior a la prueba, desactivó el posible conflicto de intereses, pues nadie se sintió amenazado por el despliegue abrumador de capacidades de Benjamín. Fue suficiente para propiciar la creación de un ambiente “win to win” basado en la Confianza, siendo clave para ejecutar con eficiencia las decisiones tomadas.
En definitiva, el “malísimo de Benjamín” se convirtió en el principal “culpable” de haber generado un ambiente de trabajo en equipo y por lo tanto, en el gran líder póstumo del trabajo colaborativo, lo cual fue sorprendente.